viernes, 18 de septiembre de 2009

UNA ERMITA ES PARTE DEL PAISAJE OCULTO DE TURDERA



¨ La misma fue construida por iniciativa de internos del Neuropsquíatrico San Gabriel
¨ El lugar era un basurero, antes de empezar la construcción
¨ La Iglesia San Pablo, apoyo la iniciativa, atreves del párroco Juan Antonio Hernando
¨ La erección data del año 1988 y sus comienzos deben remontarse a 1983
¨ Hoy piden los vecinos su conclusión, ya que está parcialmente terminada.


En el triángulo que está delimitado por las calles Preti, Segurola y Puig, desde hace ya un tiempo yace una ermita a medio terminar. La misma recuerda la imagen de la Virgen de Lourdes y es un lugar sagrado de oraciones donde los vecinos muchas veces se detienen a pedir o agradecer.

La construcción de esta Gruta, tiene que ver con la iniciativa de un grupo de internos del Hospital Neuropsiquiátrico San Gabriel, ya que ellos fueron los que bregaron para que la Virgen tuviera su Ermita, justo enfrente del nosocomio en un terreno tipo triángulo que estaba abandonado y tapado de basura.

“Yo iba una vez por semana a visitar a los internos del Hospital ya que ellos eran muy creyentes y cuando podían venían a las misas de la Iglesia San Pablo de Turdera “esbozó el Padre Juan Antonio Hernando quién era el cura de la Parroquia por aquel entones, ya que actualmente es el prelado de una Iglesia en Capital Federal.

Enterado el cura de la situación empezó a inquirir a algunos vecinos devotos de la Parroquia San Pablo para comenzar a movilizarse en pos de que la Virgen tenga su Ermita en ese terreno, “por ese entonces teníamos un lema que era: Una ermita en cada barrio, una imagen en cada hogar” acotó Hernando.

Corría el año 1983, y un cartel en el predio daba cuenta de que la Gruta comenzaría a erigirse “Me acuerdo que un matutino porteño de tirada nacional sacó en sus páginas una foto donde se hacía referencia a que en un basurero se levantaría un santuario; en el diario se podía leer que con ironía decían esta gente piensa hacer una Ermita con bolsas de basura “recordó la anécdota el Cura.


¨ No fue tarea fácil

Con el cartel en el terreno (robado en pocos meses) la gente comenzó a enterarse de la iniciativa y la Iglesia San Pablo fue abriéndose camino en el plano legal. “ En 1985 se hizo un pedido al Municipalidad de Lomas de Zamora para la ocupación del terreno, primero nos dijeron que no figuraba y luego tras una serie de tramiterios el vecino Moragues nos dio una mano ya que pudo hacia el ’86 sanearnos la dificultad “ dijo Juan Antonio Hernando.

Una vez que la parte legal ya estaba encausada sólo restaba lo más importante comenzar la elevación de la tan ansiada Ermita y para que la misma adquiriera forma se necesitó de que una serie de habitantes de la zona de Turdera dieran su colaboración, desde algún dinero hasta fuerza de trabajo.

El Padre Hernando recordó en la charla mantenida algunos pormenores de aquellos tiempos “Como dije debo agradecer al señor Moragues que nos dio una mano realmente grande, además de él me acuerdo que una empresa de cemento se hizo cargo de la parte de las bases y de la forma así como un arquitecto que donó los cálculos y al señor Passini que dio una reja preciosa para resguardar la imagen de la Virgen de Lourdes también donó una vecina “

La construcción se hizo de manera lenta pero segura. Aunque la Ermita quedó parcialmente terminada al momento en que se inauguró con una ceremonia religiosa a mediados de 1988.

Las lajas que recubren la imagen de la Virgen y que por ende forran la construcción de la Ermita, no están puestas en su totalidad y ya pasados los 10 años de la inauguración oficial los vecinos de Turdera claman para que la ayuda llegue nuevamente y la Ermita pueda tener su conclusión de una vez y para siempre...

sábado, 12 de septiembre de 2009

“Aquellos Idóneos” (1)


· Recuerdos junto a Chicha Andreotta


Los recuerdos fluyen y parecen un cántaro de agua cristalina. Celia Chicha Andreotta, 80 años, me cuenta sin pausa vestigios del génesis local y de su vida cotidiana. Lobos me queda distante pero su gente se me hace cercana y cálida.
Chicha me explica cada centímetro de esta ciudad que tren mediante desde Temperley a Empalme Lobos comienza a adoptar mis afectos.
Soy periodista y mi trabajo me acercó Lobos en varias oportunidades; conozco a Pablo Sonzini (sobrino-nieto de las “Chicas” Andreotta) y por él descubro a su Tía Chicha quien habla con devoción y sin pausa de su patria chica.
El tiempo corre y cada minuto parece ínfimo cuando el mate comienza y Chicha decidida me pide: “Tenés que hablar de los idóneos, así le decíamos antes a los boticarios de Lobos. Ellos preparaban recetas magistrales y eran muy instruidos”.
Luego detalla: “Estaba la farmacia Ferrari (hoy Rizzi) y los idóneos Sánchez y Carlos Dematías; también recuerdo la botica Lobos y a Pocho Masola; no me olvido del señor Farbella y don Campapiano y debo mencionar a la farmacia Carlitos (hoy Carpani) y a la farmacia Iriarte junto al idóneo Raúl López”.
El mate sigue y ya decidida me pide que como periodista escriba un artículo con esos nombres ilustres y titule “Aquellos Idóneos”.
Mi tiempo en Lobos se estrecha y el tren obliga el regreso a Turdera.
Habrá vuelta, seguro, pero ya no tiempo para detenerme en cada apellido cedido por Chicha a quien le debo una nota completa de aquellos idóneos.
En el vagón garabateo estas líneas que apenas, ya en casa, paso en limpio dejo sobre mi escritorio para acercar al periódico a modo de anticipo del libro sobre la historia de las familias Andreotta - Mazzeo. Andreotta leerá y pedirá más datos; hoy no los tengo pero dejo estas frases sueltas. Es poco, y le debo a la Chica Andreotta una investigación prolija.
Bajo en Temperley y cierro este artículo que confío abrirán los lobenses y me ayudarán a complacer a Chicha y homenajear debidamente a aquellos idóneos.

Licenciado Federico Guerra
(1) Nota: Este artículo fue el primer paso de los que fue el libro Pasatiempo - Historias de Familias que pub licamos con el profesor Pablo Sonzini sobre la historia de Lobos, provincia de Buenos Aires.

jueves, 10 de septiembre de 2009

Santa Catalina: Una parada de trenes escondida…


¨ La parada se encuentra en un costado de la reserva que lleva el mismo nombre. Fue construida a fines del siglo XIX. Hoy el apeadero pertenece al ramal Temperley - Haedo; en el lugar queda el cartel indicador y una estructura estilo inglés.

La zona sur del Gran Buenos Aires tiene escondido entre sus cimientos destellos de historia local. Algunos suelen ser visibles a la vista de los hombres que día a día recorren los conglomerados sureños, otros necesitan de una mirada algo más certera.
Es la parada Santa Catalina uno de esos lugares que encierran mucha historia y hoy parece esconderse entre un espeso bosque.
En el año 1886, se llevaba a cabo una importante obra por parte del por entonces Ferrocarril Oeste, la concreción del ramal Mármol - Haedo, y el trazado fue dibujado cortando lo que hoy es la reserva Santa Catalina.
El progreso fue creciendo alrededor de este apeadero que se vio sitiado por importantes industrias (hoy muchas abandonadas) que crecieron en los albores del siglo XX.
Javier Garín en un importante estudio sobre la reserva y los sitios históricos que están dentro de la misma es categórico al afirmar que “Santa Catalina representa más del ochenta por ciento del total de las superficies verdes del partido de Lomas de Zamora”.
Además deja en claro que “dicha área constituye uno de los últimos espacios verdes de amplia superficie del conurbano Sur”.




¨ Una pequeña parada

El apeadero está ubicado a unos metros de Garibaldi y el paso a nivel de las vías del ex ferrocarril Oeste. Y es la segunda parada desde que el tren sale de Temperley, (antes lo hacía de José Mármol pero con la llegada del tren eléctrico el ramal fue modificado y en el empalme Temperley se desvía justamente hacia este nuevo destino), en el andén Nº 6 ya que la primera es Hospital Español en Turdera.
Una gran cantidad de árboles, cobija esta pequeña parada que sólo tiene en su haber un cartel con el nombre y una pequeña casa típica de los años ingleses del ferrocarril.
No obstante el predio lindero a la estación ha sido, según el informe de Barín, declarado, por ordenanza, Reserva y parque didáctico cultural así como Monumento histórico municipal y Reserva ecológica de interés municipal de Lomas de Zamora.
El ascenso y descenso de pasajeros es de baja intensidad, ya que en ese lugar no hay viviendas cercanas y sólo algunas fábricas que no cerraron en épocas difíciles, es la escenografía que acompaña esta humilde y añeja estación ferroviaria.

¨ Paseando con amigos.

Además de un desvencijado tren que recorre el apeadero una vez por hora con ventanas rotas y personas que pasan por ese lugar y encuentran en el mismo un halo de momentos de antaño cuando las máquinas emanaban vapor; nos encontramos con muchas personas que suelen pasear por las cercanías de esta parada.
Para entrar al predio se debe ir por el portón que se encuentra en la intersección de las calles Garibaldi y bulevar Santa Catalina. “Solemos ir a Santa Catalina los fines de semana a andar en bicicleta por los caminos de cemento y tierra y en algunas oportunidades vamos a visitar el paraje del tren, ya que es un lugar distinto a los demás donde podemos tomar mate entre amigos. “Contó Pablo un entusiasta visitante que junto con Gastón y Laura estaban recorriendo la zona.
Santa Catalina es una de esas piezas de colección que muchos miran con gran nostalgia y algo de anhelo por los tiempos idos.

¨ “ Vimos un grupo Scout ”

Pasear, sacar fotos y visitar la parada suelen ser las cosas que los asiduos “curiosos” hacen principalmente los sábados, domingos y feriados por esos solares.
Pero según narró Pablo: “Una vez vimos un grupo de entusiastas Boy Scout que estaban acampando por la zona, la verdad que nos llamó mucho la atención “aclaró el visitante.
Es ese apeadero uno de los más peculiares que tiene el Gran Buenos Aires: combina nostalgia, recreación gente de trabajo y también aquellos destellos de violencia moderna reflejada en los trenes que pasean sus ventanas destruidas una vez por hora debido a las piedras que algunos metros más adelante reciben como causa de esa diversión que no se comprende.
Un Llavallol distinto se reposa sobre ese denso bosque que tiene la reserva sobre uno de sus extremos.
Lo cierto es que el chalecito típico de estación inglesa contempla de hace más de un siglo el devenir de una sociedad que va sufriendo cambios, de un ferrocarril que de apoco se va transformando y de un movimiento de gente que los fines de semana toman esta zona como un pedazo de tierra donde la historia convive en medio de un Llavallol que lejos de modernizarse aún guarda parte importante de su pasado. Tal vez alguno de los frondosos árboles del bosque o las vías que yacen en el lugar tengan entre sus recuerdos el humo de las locomotoras y el susurrar de tantos vecinos que día a día han pasado por ese páramo en medio de fábricas y una pequeña parada de ferrocarril: un sitio que sobrevive como testimonio de la historia de Llavallol

martes, 8 de septiembre de 2009

Sin Tantos Negros Y Grises... ¡Con Varios Colores!


¨ Bien vale detenernos a pensar, algunas veces, en el lugar en el que vivimos y darnos cuenta de que es el Sur, todavía, un sitio de magia y calidez...

¿ Serán las grandes capitales que viven apuradas sin encontrar un toque de encanto? o ¿será que ese toque de encanto se va al vivir apurados y sin detenerse?.

Nosotros, los que vivimos al sur de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, no somos campesinos, estamos tan lejos de serlo....

Tal vez nos distinguimos en pequeñas cosas (al margen de la diferencia de habitantes): ¿cuáles?, el hacernos unos minutos para entrar en la iglesia o admirar el cantar de pájaros en los árboles o el andar sobre hojas secas escuchando su crujir o simplemente caminar pausado mirando el paisaje que uno recorre diariamente para llegar a la estación a tomar el tren.

La sociedad de consumo llega (no al paso desenfrenado de las capitales pero...) y los hombres se adaptan, la usa la toman o la dejan. Pero las pequeñas cosas se sienten, “la patria chica“se quiere (aunque a veces no se respete como debería ser), se aprecia, se siente.

La luz de la esquina que prende y apaga, denotando el olvido y connotando el hoy, este hoy que atormenta, a veces aprieta y otras asfixia, oír a tango, a radio galena, a espica encendida; un Gol con la “L” (larga final)... y un grillo. Oír esa mezcla fina de ruidos y gente, esa “luna plata” rozando el firmamento y...recuerdos, quimera y un ápice de....macedonia intelectual, eso es lo que todavía ha de darnos estas ciudades, grandes de cáscaras y pequeñas de alma...

No es el único oasis en medio de un desierto de incomprensión, intolerancia, un desierto sitiado por hombres que van, van y van: ¿adónde?, ellos van.... Hay, sin ser este el caso, otros lugares con las características de pueblos puros, sólo basta cubrir unos kilómetros para darse cuenta de ello.

Al alejarse de las grandes ciudades se encuentran hombres que todavía conservan la inocencia y no tienen en su idiosincrasia esa “viveza criolla“que tanto bien creemos hace. ¿Creemos eso?

No somos campesinos (nos falta tanto para ser como ellos), pero luchamos contra una sociedad que no es de consumo, ya es en consumo de los pequeños lugares. Dicho esto, ya que basta con pisar tierras del interior del país para observar que esos conglomerados están muy lejos de la indecencia y la falta de palabra: el honor ante todo.

En definitiva, no somos de allá (de esos pagos del interior) somos de acá, de estas tierras cercanas a la cosmopolita Capital Federal. Cercanos, pero diferenciados ya que en estos éjidos se pintan las cosas cotidianas con otros colores, no como en las grandes urbes...de negros y grises.

FEDERICO GASTON GUERRA
Nota: Mural pintado en el Colegio Santa Inés por la Dirección de Cultura de la Municipalidad de Lomas de Zamora. Basado en fotografías históricas publicadas por Federico Guerra y Pablo Yawny en una serie de postales históricas de Turdera.

lunes, 7 de septiembre de 2009

25 DE MAYO, UNA CALLE HISTÓRICA DE TEMPERLEY


¨ La misma, fue uno de los primeros empedrados de Temperley.
¨ Por ella pasaron el tranvía a caballo y las primeras diligencias que iban hacia el Hospital Español.
¨ Por 25 de Mayo, yace un puente que cruza las vías del ferrocarril que data de principios de siglo.
¨ Hoy es una de las más importantes del sector oeste de Temperley.


25 de Mayo, es una de las calles con mayor historia propia de Temperley. Es esta arteria foco fundamental para el crecimiento de tamaña urbe social, y aunque hoy tenga varios aspectos que modificar vale una recorrida por esta vía de comunicación...

El tramo que comprende la calle 25 de Mayo, es bastante prolongada ya que en su largo está tanto al Hospital Español como la estación ferroviaria de Temperley. Y en dicha extensión la historia es diferente pero, a la vez sirve para enriquecer las anécdotas de una ciudad que esconde anécdotas en cada esquina.

Su empedrado fue un factor singular para que la calle se convirtiera rápidamente en una muy concurrida senda ya que los automovilistas encontraban un andar más sereno y armónico; y a la vez era la arteria que unía al vecindario con el ferrocarril.



¨ Piedra a piedra

El tramo de la calle que comienza en el Hospital Español anexo Temperley, guarda una historia muy particular en lo concerniente a la conformación de su empedrado.

En un documento sobre los orígenes del Hospital el ex Director del nosocomio el Doctor Marcos Eserequis reveló que se puede encontrar que el adoquinado hasta la Avenida Hipólito Yrigoyen, aún existente, fue pergeñado por directivos del Hospital, para que por ese entonces puedan entrar y salir los coches con mercadería, hacia la Capital Federal.


Los carruajes para abastecer de alimentos a la Institución entraban por ese empedradado que fue hecho para que desde la Avenida puedan entrar sin importar si la lluvia caí de manera constante en aquellos inviernos que realmente eran bastante lluviosos.

No sólo el adoquinado es lo que aún persiste, ya que el puente que pasa sobre las vías del ex Ferrocarril Sarmiento (que une Temperley Haedo), también es un exponente de los tiempos en que las carretas y los caballos polulaban por el lugar.

El puente de tablas fue donado por la familia Huergo y está ubicado en la intersección de 25 de mayo y Presbítero José Ruso. El mismo fue construido de manera desproporcionada a el tránsito del momento ya que con periódicos retoques, pero manteniendo su fisonomía lo que fue hecho para que pasaran carretas hoy es utilizado de manera continua por la letra A de una línea de colectivos. De la carreta alada a estos grandes transportes de pasajeros, pero más allá de pesos y formas el puente sigue impertérrito ante el progreso y el crecimiento urbano como viejo testigo de tiempos idos...

¨ Más adelante el Tranvía.

El Tranvía también fue por varios años un visitante asiduo de la Calle 25 de Mayo, ya que la misma era parte del recorrido Turdera – Temperley. El tranway se movilizó sobre el empedrado hasta los albores de los años 20. Los coches eran tirados por caballos y la terminal esta en la estación de Temperley donde los pasajeros en su gran mayoría se bajaban allí para tomar el tren.

Según contó el historiador Aquilino González presidente de la Asociación Amigos del Tranvía “Había un pequeño apeadero del tranvía en la esquina de 9 de Julio y Vicente López justo enfrente la quinta de los Pretti. Desde allí el tranvía se dirigía hasta 25 de Mayo para terminar en la estación ferroviaria de Temperley“

Las vías se mantuvieron sobre el adoquinado de la calle hasta que el pavimento sepultó definitivamente una época donde la nafta y el gasoil no era utilizada por los medios de locomoción. Vale aclarar que el tramo que va desde la Avenida hasta el Hospital, aún sigue siendo de adoquín y sólo el sector que va en sector oeste a la estación está pavimentado.

Varios ramales de colectivos, son los que en el devenir de la modernidad pueblan esta arteria principal de Temperley y ya ni se acuerdan de las vías y los caballos.

25 de Mayo, una calle con matices diferentes pero con el orgullo de tener una historia propia, autóctona y bien temperlina.
Imagen:

domingo, 6 de septiembre de 2009

La SEJU


¨ Que se vengan los chicos:

El pibe estaba sólo en una esquina de Turdera, estaba con la mirada perdida en la intersección de esas calles que ya nadie recuerda cuales eran. Sentía ganas de salir corriendo o de tomarse el colectivo y huir lejos, de ganarle a la rutina y a esa aburrida fiesta que sus amigos habían pergeñado como imponente.

La invitación era a eso de las tres y media y ya eran casi las cinco. Miró el reloj varias veces pero se resistía ir a la casa de los chicos. El ya sabía como venía la mano, un baile, algunos sándwichs y en el mejor de los casos podría llegar a entablar algún diálogo con la rubiecita esa que más de uno codiciaba y él no era menos.

La idea hubiese sido distinta si esa semana no se hubiese presentado nublada desde el lunes a la tarde, aunque hoy ya era viernes y un poco de sol reflejaba la cara del pibe que como un tic nervioso no dejaba de campanear la hora cada tanto... Muy pocos deben tener en su memoria esta escena de día de Primavera. Y muy pocos deben ser lo exentos a una historia con estos ribetes ¿o no?...

Ah, lo del pibe. Del pibe nadie supo nada más y de esa fiesta solo recuerdan que la rubia linda salió finalmente con el musculoso ese... Todo previsible.

La escena, como todos habrán descubierto, es una ficción, pero no esta ajena a la más cercana realidad. Es que la cosa era así baile en casa si llovía y camping en Ezeiza si el sol brillaba, medio aburrido el asunto, aunque la única solución que quedaba si se quería pasar el día con algún amigo, barra o... la rubiecita esa...

Hubo dos tipos que se dieron cuenta de que las cosas no podían seguir mucho tiempo más, aunque aquí debemos tomar un parte de filosofía popular y decir que no hay casualidad sino por el contrario causalidad.

La historia de la Seju que aquí comenzaremos a desandar (historia propiamente dicha) tendrá en su inicio un agregado realmente para tener en cuenta y el mismo es el siguiente: Cualquiera hubiera comenzado diciendo que la SeJu nació como una forma de divertir y evangelizar, nosotros decidimos que el comienzo lo haga un buen tipo, así que lo va a contar el Padre Sergio Schaub (el otro pionero es le Padre Juan Antonio Hernando). Como dice un compact de historia de radio (en el libro Días de Radio) "esta historia comienza así...” a partir de 1967, tuvimos oportunidad de ver y asistir, en Santa María, con Juancho (Juan Antonio Hernando) a una celebración patriota por la Independencia del Brasil, 7 de septiembre.

Tenía la originalidad de que aparte de los desfiles militares, había un día destinado al desfile de los colegios de la ciudad con sus respectivas bandas de música enmarcados por los vistosos y coloridos uniformes. En otro de los días de esa semana se realizaba un desfile y concurso de las bandas exclusivamente.

Todo esto, se hacía dentro de un marco festivo en el cuál los altos edificios, del centro se adornaban bien "la Brasileña"; lluvia de papelitos, bombas de estruendos y adornos en lo alto de los edificios. Siempre “lo mais grande do mundo”, siempre...y en todo.

No sé si por espíritu de competencia nacional o por sentirnos estimulados por todo eso, los argentinos que vivíamos en el Colegio máximo Palotino empezamos a cultivar la idea de responder a todo eso con la celebración del día de la Primavera, algo que nos parecía mucho más festivo y universal. Claro que lo reducido de nuestro grupo nos limitaba a una muy pequeña celebración, dentro del mismo seminario. Hicimos, pues, carteles reparto de flores...

De todos modos nos sentíamos solidarios con las fiestas que esos veintiuno de septiembre se celebraban en toda la Argentina, especialmente en la Avenida Santa Fe. Cuando en le año 1973, volví a reunirme o Juancho aquí en Turdera, volvió a surgir aquella vieja idea que no se había perdido, sino que se vio reforzada por todo el movimiento que empezamos a engendrar entre los jóvenes de Turdera con los entrenamientos de creatividad.

Eran jornadas de fines de semana que reunían a chicos y chicas de distintos colegios y edades, surgían nuevas relaciones de amistad y el entusiasmo se extendía a sus familias. De ahí surgieron varias iniciativas; bailes familiares en el gimnasio, un grupo de teatro - "el createatro"-, los bulines y también la idea de celebrar el día de la Primavera para reunir a los alumnos de los cuatro colegios de Turdera.

La SeJu 1 fue una tentativa muy precaria e improvisada, no había ni tribus (grupos participantes) ni lemas y la organización estaba a cargo de un pequeño equipo constituido por: La Hermana. Edubiges, Hermana. Lourdes, Sr. Pelizoni, Cacho Timor (egresado de la tercera promoción), Juancho y yo, (Padre Sergio Shaub).

Participaron seis grupos de aproximadamente 30 integrantes cada uno, toda esa gente que había hecho creatividad. (...) Esta primer experiencia nos llevó a considerar una serie de elementos, en primer lugar, (...) la siguiente: Los jóvenes son la alegría de la humanidad lo que el mundo espera de los jóvenes es su alegría, y esto es lo mejor que los jóvenes tienen para dar al mundo, por eso se pensó en un lema: "SOS RESPONSABLE DE AUMENTAR LA ALEGRÍA DEL MUNDO". En segundo lugar, se vio la necesidad de dar una cierta organización, nacieron así:

¨ El Gran Consejo

· Y la organización de las Tribus, con toda nomenclatura indígena que la caracteriza.
· En tercer lugar la organización permitió idear nuevas actividades, las carrozas y el baile de disfraces.
· En cuarto lugar se mantenía presente la idea de que todo esto era un movimiento de promoción humana y evangelización.

(...) Sobre estas bases (amistad, comprensión, amor, paciencia, comprensión y...tanto) se fueron realizando las primeras Sejus, aunque luego, la experiencia, y la creatividad le fueron aportando nuevas ideas (...).”

Más información: http://sejuturdera.com.ar/index2.html

Los comercios en Turdera. Una mirada desde la publicidad de antaño



E l 30 de enero de 1910 se puso la piedra fundamental del Templo Conversión de San Pablo de Villa Turdera. Ese es el indicio más claro que los historiadores locales han tomado como piedra de toque para esta hoy ya consolidada Ciudad de Turdera.

Están impertérritos frente al progreso, de cara a la modernidad, olvidados o no tenidos en cuenta por quiénes hoy compran en los grandes supermercados y ostentan pasar por delante de ellos.

En cada esquina del sur, se conserva un almacén de antaño, de esos conocidos como de Ramos Generales donde se conseguía de todo por que eran el único comercio del ramo.

Profundizamos la mirada en dos pintorescas Ciudades del Sur, y en Turdera y Adrogué nos encontramos con esquinas llenas de historias y con un valor humano incalculable, fueron estos lugares los que presenciaron en platea de lujo el avance del progreso y este devenir del positivismo moderno.

Almacenes, que en muchos casos han sido remodelados con el fin de organizar nuevos emprendimientos comerciales y que en otros casos el abandono dejó a paso a estructuras olvidadas en pleno corazón de la Ciudad.

Las historias de los pueblos, devenidos en Urbes fuertes y consolidadas, muchas veces, no son tomadas bajo el indicio de los comercios, ya que estos fueron en bastas ocasiones, los que ayudaron a que las localidades puedan sumar más gente a su geografía.

Y es precisamente Turdera, un lugar en el que los comercios dejaron huellas fuertes y duraderas. Los boliches de antaño han sido para el Pueblo naciente un lugar de historias y recuerdos, pero además, y sobre todo, un sitio para abastecerse sin tener que hacer kilómetros en el barro, para comprar en otros páramos.

La lista comienza a surgir y del arcón debemos hacer, en primer lugar honores a dos legendarios y primogénitos Almacenes de Ramos generales y en tren de comenzar la enumeración tenemos que hacer un párate en el Boliche de Pateta, en las hoy esquinas de Avenida Hipólito Yrigoyen y Esquiú.

Fue ese Almacén un clásico en Turdera durante varios años. Su dueño Benito Pateta era un hombre muy querido y por sobre todo una gran persona, al menos esto es lo que resaltaba Dn. Manuel Severi en la Revista San Pablo del Año 1937: “No podemos dejar de recordar la figura de Don Benito Pateta, que con su carrito cargado cargado de víveres cruzaba látigo en mano las calles barrosas de Turdera en esos inviernos lluviosos para llevar la yerba el azúcar y demás (...) “rememoraba Severi por ese tiempo.

“En lo de Pateta yo compraba de todo, pero siempre llevaba azúcar y yerba. El era muy bueno ya que cada vez que iba me regalaba unos caramelos y me iba contento para las casas” me relató Ricardo Iberra un asiduo comprador del Almacén.

Mientras el almacenero hacía los paquetes una grapa en esas mesas sin manteles era la compañía ideal. Una charla con otro hombres que deambulaban por el local era lo que complementaba la visita al “de Ramos generales “.

Tiempos donde todo se vendía suelto, desde el aceite hasta el vino; el azúcar se vendía en papel madera y la yerba también al peso. Un trato amable entre el almacenero y el cliente era lo que amigaba al comprador y vendedor en esos años de casa sin ochava y palenques para atar los caballos en la puerta de cada almacén.
Distinto era ese trato al que hoy se respira en las grandes tiendas y Supermercados. Así era la vida de aquellos años, distinta, de a caballo y con compras que se hacían en un solo lugar El almacén de Ramos Generales.
Hoy sólo quedan estas construcciones, que nos permiten connotar ese pasado, ese pasado que era distinto a este presente. Distinto, sí aunque quién sabe si mejor.

La esquina luego de años de prestar servicio, fue sumergida en el abandono. Y años más tarde se transformó en lugar bailable y se le efectuaron sendas reformas
De fachada. Algo así como un Castillo es lo que quiso ser.

El Castillo cerró sus puertas y la esquina quedó como un lugar semi-abandonado. Hoy por hoy la esquina está en venta y la nueva Avenida, ensanchada, le pasa mucho más cerca que antes, pero la esquina está ahí con sus recuerdos impregnados. Aunque los que bajan del tren y emprenden su marcha hacia la Av. ni sepan que tienen un observador del progreso con cientos de historias para contar.

Por otra parte ya en 1910 el Almacén Río de La Plata, ya tenía sus puertas abiertas en la esquina (donde hoy se encuentra) de 9 de Julio e Hipólito Yrigoyen. Claro que quedaba del otro lado que el de Pateta, pero por su parte juntaba otro tipo de clientela y de compradores.


¨ Otras instituciones.

En el cuadernillo que se les regalaba a los compradores de cada lote en Turdera, en los albores de 1910, figura un párrafo que parece ser toda una curiosidad: “Con los primeros ladrillos se levantó un vasto edificio, destinado á corralón de materiales y maderas que es comercialmente conocido como el Hornero. Al mismo tiempo se construía otro edificio para ferretería, bazar, almacén café y juego de bochas “.

De aquí se desprenden dos cosas, la primera que efectivamente el Corralón de ladrillos existía y estaba ubicado en la hoy esquina de las calles Santa María e Hipólito Yrigoyen, justo enfrente a las vías del ex Ferrocarril Oeste o Sarmiento, en el ramal Temperley Haedo, pero del Almacén que se anuncia no hemos encontrado indicios seguros, aunque lo más probable es que se trate del ya mencionado Río de La Plata por la cercanía con el Horno.

Si bien, en los de Ramos Generales encontrábamos de todo el Pan de Turdera era servido por la Panadería de los Núgoli, esto se lee en una publicidad de 1912 que pertenece en estos momentos a la colección de la Familia Preti: “PRIMERA PANADERIA. Villa Turdera de José Núgoli. Reparto a domicilio, 2060 Necochea 2080. Turdera F.C Sud. Se atienden pedidos para la campaña. La casa se encarga de hacer facturas especial sobre pedido y todo artículo perteneciente al ramo”, esto se lee en el volante de época.

Y de este tiempo es otra publicidad aparecida en el Periódico Actualidad de Adrogué del año 1918 propiedad del Dr. Marcelo Ventieri: “Primer Jardín de Villa Turdera. Se hacen Parques, Jardines y se venden plantas de adorno. Carmelo Salerno & Cía. Surtido completo de árboles frutales en general. Especialidad en plantas de limón, mandarina y naranja. VILLA TURDERA F.C.S. Frente a la estación del tranvía” por los datos recogidos, estaría esta casa ubicada entre las hoy calles Agüero y San José.

Hasta acá nos hemos detenido en estos comercios porque no solamente son los más antiguos de Turdera, sino porque además en el caso de las publicidades mencionadas se puede decir que son las más viejas y en todo caso las primeras que se hicieron.

Por cierto, el recorrido que han trazado los comercios en esta Ciudad, ha sido por demás extenso y parsimonioso y fueron en gran cantidad, los que de apoco se acercaron. La carnicería de Malchiodi, la zapatería de Sanguín, el Bazar de Robert, el Mercadito El Porvenir de Luro Hermanos, el Almacén de forrajes de José Conde en Suipacha y Avenida Puig.

El Corralón de la Familia Strianese, que rezaba en la publicidad de aquellos años de la siguiente manera: “Antonio Strianese. Corralón de Maderas. Artículos de construcción. Carpintería Mecánica. Carbón y leña por mayor y menor. Solicite por teléfono 147 (Lomas) Escritorio Laprida 306 Lomas. Talleres Villa Turdera “Diario La Unión Los avisos del Recuerdo de 1911 a 1920.

Si bien la Villa fue de apoco supliendo carencias entre los compradores y el surtido de sus productos ha sido cada vez mayor, hay algo que nuca ha tenido (ni tampoco tiene) y que en la guía ferroviaria de información por estaciones del año 1937 se describía de la siguiente manera: “Tiene actualmente -Turdera – varias calles pavimentadas a base de hormigón armado. No hay servicios de coches ni donde hospedarse".

Aunque en honor a la verdad, el servicio de coches es en la actualidad predominante de la mano de la proliferación de los remises, aunque el hotel para hospedarse es algo que todavía no se impuso en esta zona, tal vez por falta de demanda o por falta de visión de los empresarios que no ven a Turdera como un lugar turístico.

Con este pequeño artículo no hemos intentado dar por terminado ni mucho menos el tema de los comercios en Turdera, ya que la vida de los mismos ha ido en creces año a año. Lo que sí se quiso mostrar es un pantallazo de las primeras publicidades que asomaron en épocas donde los supermercados y las góndolas aún no eran ni parte de los sueños americanos.